16/5/13

Química + música, el compuesto de Daniel Esteban Góez

Una mezcla de notas musicales. Tararear canciones en un laboratorio o interrumpir un coro para revisar una sustancia; una vida que se debate en ser químico músico o un músico químico.

Daniel Esteban Góez Puentes, un joven emocional, con buena energía y servidor de Dios. Nació hace 18 años, un 22 de noviembre, en Sevilla (Valle). Miembro de una familia “fuera de las estadísticas”, unida y sólida, que le brinda toda la estabilidad que requiere; tal vez su mayor orgullo.

Estudiante de quinto semestre de Química, a la cual llegó por pasión tras rechazar una beca ganada como mejor Icfes del colegio Liceo Mixto Sevilla para estudiar medicina, hecho que lo tiene hoy como un uniquindiano que forja lo que quiere ser, “uno es lo que sabe”.

Aunque resulte extraño, es una persona que atraída hacia una ciencia básica, también tiene la sensibilidad para cultivar un arte como la música.

Ganador hace unos días del concurso interno de la canción de la UQ, en donde ocupó el primer puesto en la categoría de Solista Masculino; un logro más en su corta vida. “Canto desde los cinco años, me encanta hacerlo”.

Daniel trasciende el estudio de los efectos químicos en el cerebro al escuchar determinadas melodías; canta, toca piano y guitarra, y le encanta la música góspel cristiana, siguiendo los pasos de su padre, quien es la persona que más admira y el prototipo de caballero que desea ser.

“Mi papá es biólogo, enseña química y es músico, toca piano y guitarra. Es director de un grupo musical de la iglesia a la que asistimos llamada Cristo Salva, en Sevilla. Allí fue en donde empecé a cantar, me formé como artista y persona porque son las bases de una buena conducta, a comprender que aparte de todo lo que existe hay un mundo que no se ve y que es la mejor representación de lo que pasa y es el mundo espiritual, a comprender que hay un ser supremo al que se debe entender y que si existe, hay que buscarlo”.

Una mirada brillante que denota la persona feliz que es, un joven al que la Universidad le ha abierto más puertas en la vida. Hace parte desde hace un año y medio del grupo de música latinoamericana, Amauta, del profesor Jorge Mario Sánchez, con el que ha visitado varios lugares, acercando la ´U´ a diferentes escenarios.

Lo de químico y músico lo combina muy bien, sin ser más lo uno que lo otro, le dedica tiempo a los dos escenarios de su vida, en los que siempre busca ser el mejor. Quizá muy emocional para este tiempo en el que disfruta de la presencia de Dios y al que todos los días le pide para que le ayude a no solo ser un buen profesional, sino alguien al que la gente pueda decir admirar por tener las cosas claras.

Es en la música en donde libera toda su rebeldía, “en ella hay reglas, pero uno hace con ella lo que quiere, por eso disfruto estar primero en un laboratorio o estudiando y después cantar. Canto con el alma porque encuentro ahí como un oasis”, acopla las dos de manera especial, una de ellas le permite dejar de lado lo rígido que la otra lo puede llevar a ser.

Un artista laureado que sueña con ser un químico ejemplar, integro en la farmacología, con la que se ayude a solucionar vidas y no a acabarlas, en la que se aporte a buscar curas para el cáncer, métodos para neutralizar el sida y ayudar a la gente.

Y en la música pegar algún día en la radio, “me gustaría tener algo grabado y que la gente lo conozca. Además ser un modelo a seguir, que las personas que vienen detrás de mí puedan decir ¡yo quiero ser así! y eso es intentar cambiar el mundo”.

De esta manera, si la vida de Daniel fuese una canción, sería alentadora, emocional, con un ritmo ligero y llevadora de la palabra de Dios, un placer al escucharla y complicada de igualar, así como su tono de voz.

Julieth Delgado Salazar
Agencia Q

1 comentarios:

el chino es bueno, en sus cosas ... colega de profesión, admirado por muchos y querido por otros, para mi será siempre Góez (con Z)... felicidades chino sos grande !!! (yarquim)