28/8/12

EL CENTRO DE ESTUDIOS Y PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS, UN ENTE LÍDER EN LA UNIQUINDÍO


Arranca un nuevo semestre y con él, una avalancha de proyectos y logros que corresponden al  desarrollo social más grande de la institución uniquindiana.

La Universidad del Quindío es un ente que controla, apoya y lidera proyectos encaminados al desarrollo y bienestar de la comunidad circundante. Por ende,  el Alma Máter cuenta con una zona de esparcimiento lúdico, aprendizaje, prácticas y  trabajo infantil; actividades que por más de dos décadas se desarrollan en la U.

El Centro de Estudios y Prácticas Pedagógicas ha sido líder dentro de la Institución en el campo de orientación a niños, niñas, jóvenes y familias en situación de riesgo y vulnerabilidad; consolidándose así, como un programa de extensión social de la Facultad de Educación.

Liliana Restrepo, directora del Cepp (Centro de Estudios y Prácticas Pedagógicas), es quien lidera el proyecto, el cual actúa bajo criterios y principios que favorecen una concepción de infancia y adolescencia en desarrollo, sujetos de protección y derechos que viven situaciones signadas por la violencia, el conflicto, y en general por las condiciones de deterioro y crisis de la familia y la sociedad.

Cerca de 3220 son los beneficiados del proyecto, el cual ampara a algunos habitantes de los municipios de Salento, Circasia, Quimbaya, Montenegro, Armenia y Filandia;  poblaciones que se encuentran en situación de amenaza y vulnerabilidad, en circunstancias de peligro y en riesgo de trabajo infantil.

El Cepp cuenta con un proyecto denominado “Programa Pro Niño”, que alberga a los menores que vienen de la guerra y desarrolla con ellos una estrategia de perdón y reconciliación en términos psicosociales y modo solidario, de tal forma que se convierte en un observatorio social que canaliza, activa y opera los cambios sociales a través de la búsqueda, la experimentación y la construcción de sentido.

Sobre la responsabilidad social que se debe tener como miembro de una  sociedad, Liliana resaltó la oportunidad que “tienen los estudiantes de los diferentes programas para vivenciar prácticas en la Institución que generan el conocer la problemática, sensibilizarse con ella  e ir de la mano con estrategias”.

Por ello, es un deber de la formación superior atender las necesidades básicas y elementales de la comunidad, para así forjar una educación desde los afectos, la tolerancia y el respeto a la igualdad humana.

María Fernanda Ramírez Tejada
Agencia Q


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