“Como
este semestre se empezó tan tarde, finales de agosto principios de septiembre,
y con el paro, los estudiantes no alcanzaron a estar dos meses en el club, por
eso no se les dará certificado. Para obtenerlo deben darle continuidad al proceso
el próximo año”, afirmó Aldana.
La
acogida de este proyecto fue muy favorable entre la comunidad estudiantil. Alumnos
de Calarcá, Circasia y Armenia, amantes de las matemáticas, encontraron en este
club uniquindiano un lugar para compartir y disfrutar.
Julián
Estiven Flórez, quien cursa grado 11 en la institución educativa Jorge Robledo
de Calarcá, comentó: “la experiencia aquí en la Universidad me pareció muy
buena, aprendí mucho, muy buena la metodología de los profesores”.
Francisco
Andrés Betancourth fue uno de los tutores del club para este semestre y afirmó
que “es gratificante trabajar en este club porque estamos con los más pilos del
área, es bueno enseñarles cosas nuevas porque no hay que empujarlos sino que
ellos mismos avanzan a pasos gigantescos y a veces se queda uno cortico en las
cosas, pero es muy buena la experiencia de trabajar con niños que disfruten del
mismo campo que uno”.
El
escenario de la clausura fue el centro de estudios María Cano, el jueves 14 de
noviembre. Allí se rifaron algunos detalles y se compartió con 33 estudiantes
que jugaron entre otras cosas un bingo a su manera, donde los cuadros a
rellenar no estaban compuestos por números ordinarios sino fraccionarios. Esta
y muchas estrategias más son las que se usan en un club donde las matemáticas
se aprenden de la forma más divertida posible.
La
Uniquindío, a través de la licenciatura en Matemáticas, le apuesta a formar a
los niños en el aprendizaje de esta disciplina con estrategias bien ‘calculadas’.
Yveen
Morales
Agencia
Q
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