6/10/10

VICKY HERNÁNDEZ, UNA ARTISTA CON MUCHO ‘ROLLO’


La experimentada actriz colombiana Vicky Hernández fue una de las invitadas especiales en el Séptimo Festival Quindiano de Cine y Video 2010, que se realizó del 4 al 6 del presente mes, en el marco de la celebración de los 50 años de la Universidad del Quindío. De carácter fuerte, recio, pero con unos ojos bondadosos y una risa que reflejan la tranquilidad que sólo poseen los maestros.

¿Qué es para usted el cine?

El cine es una de las artes más completas y debe servir para enaltecer la condición humana. Es tener la suficiente inteligencia y creatividad para que los lugares comunes se traspasen, para que las fronteras entre la estupidez, la barbarie o la bobada se borre, es para que todo sea mejor. Pero mejor no es la felicidad, es que el hombre pueda pensar, sentir y obrar. Los espectadores tienen derecho a que quien hace cine lo haga bien.

¿Cuáles son las nuevas tendencias que usted considera se están manejando en el cine colombiano?

No hay como tal puramente tendencias. Para que exista una tendencia se necesita que la producción tentativamente sea mayor y que estén mucho más definidas. Es decir, casi que se vuelve que cada película es una tendencia. Yo lo que veo es que hay un cine que quiere dar cuenta de los sectores marginales, discriminados y de los conflictos.
Y entonces son películas que apelan un poco al documental, al estilo con los actores naturales, un cine antropológico, un cine etnográfico. También, aparece otra tendencia de un cine de divertimento puro de chistes flojos, pretendiendo encontrar lo cómico de la vena colombiana.
Y otro cine que parece ser como cine de temor, que copia y quiere reproducir el cine terrorífico que se ha hecho, especialmente en Hollywood. No veo que haya tendencia de cine de autor, donde haya un desarrollo esencialmente de los diálogos, personajes o conflictos. Encuentro que todavía pareciera ser que las tendencias son de los grandes conflictos, los grandes enfrentamientos, guerrillas, paras. Pero, creo que la deficiencia radica principalmente en los guiones, todavía no se cuajan bien las escenas, las historias.

¿Cuáles fueron o han sido los mejores años del cine colombiano?

Eso siempre ha sido una historia a saltos y asaltada. A saltos me refiero de brincos, y asaltos de despojos. Yo no creo que toda época pasada fue mejor o que hubo una época del cine, porque no habido una continuidad. Ciertamente, han habido pequeños brotes, momentos, pero no hay una línea que uno pueda seguir. Entonces no ha habido realmente años, se ha hecho una que otra película, quizás interesante, que no son tampoco producto de la genialidad de nadie, todo lo que ocurre necesariamente obedece a procesos y a cosas que se han ido gestando en la sociedad, que encuentran un momento oportuno para manifestarse.

¿Cómo evalúa la producción de cine hoy en día?

En este momento en el cine para mi juicio tiene tres problemas graves: primero, no hay rigor en el trabajo de los guiones, a la gente le da mucho trabajo hacer una historia situarla, contarla. Segundo, el hecho de que la mayoría de los directores quieran solucionar en su ópera prima todos los interrogaciones que tienen frente al cine, en vez de concentrar el esfuerzo en un sólo aspecto, respetarlo y solucionarlo.
Finalmente, deben tener muy claro qué, cómo y de qué forma quieren contar sus cuentos, deben aprender a manejar el trabajo en el set y en el cine. Muchas veces no tienen idea de lo que hacen, no saben en qué sustentan sus películas. El cine está pasando por un momento de decantación, nosotros debemos ver con mucho regocijo que en Colombia se estén haciendo actualmente 10 o más películas anuales, eso es fantástico, porque solamente desde lo cuantitativo se podrá llegar a lo cualitativo, un lenguaje más depurado, más elaborado y una mejor manera de contar las historias.

Teniendo en cuenta que ha trabajado en cine en varias películas colombianas y extranjeras, ¿cómo cree que se pueda mejorar y mostrar el verdadero cine colombiano?

Haciendo mucho cine. Produciendo muchas películas buenas, regulares y malas, intentando estilos, lenguajes, historias, temáticas, no hay otra opción. La única es hacer cine y que el público acompañe ese cine, esa experimentación constante y permanente. Nosotros debemos empezar a hacer una cinematografía que responda a nuestras necesidades esenciales, que nos diga exactamente dónde estamos parados, quiénes somos. De hecho, el que existan películas en Colombia en un año o más, es una búsqueda y no hay hallazgo sin error. Pero eso no nos debe desalentar, nos debe situar en el análisis, en el rigor, la crítica para continuar y hacer las cosas bien.

¿Cómo le ha parecido, culturalmente hablando, el público del Quindío en cuanto a cine?

Pues me parece que no es ni más ni menos expresivo, elocuente. Yo lo que observo es que a la gente en general le gusta el cine, le interesa en la medida en que tiene acceso a él. Me parece que para el caso del cine colombiano es importantísimo que estos festivales se produzcan y que puedan tener recepción en público estudiantil o de poblaciones pequeñas. Creo que la respuesta es muy positiva. Mientras el cine colombiano no pueda tener una distribución fuerte, no va ser ni conocido, ni apoyado, ni amado, ni criticado por los colombianos, que son los primeros para quienes está dirigido este cine.

Con base en su trayectoria artística, ¿cuál considera que ha sido su mejor papel protagónico, algún personaje predilecto?

Los tres escenarios (teatro, cine y televisión) son fabulosos, distintos el uno del otro. El medio televisivo es un medio fantástico, las tablas son el sitio ideal, fenomenal, pero no depende del medio sino de lo que se haga, del proyecto que se tenga. A mí me interesa mucho trabajar en los tres medios, me encanta, me apasiona. Pero tampoco creo que yo haya encontrado el trabajo ideal, el aspecto ideal, el personaje ideal, sigue siendo siempre una búsqueda todo, sigue siendo una manera tentativa de aproximarme a los fenómenos artísticos, a lo estético.

¿Hay alguna producción en cine que le llame la atención, que personalmente le haya impactado?

Todas me llaman la atención, partiendo de la base que me interesa ver qué se puede hacer, qué se está haciendo, pero que me haya impacto especialmente, no. Además, con mucho dolor me da decirlo, a mí no me convencen las actuaciones del cine colombiano, tanto así que personalmente hice un trabajo pésimo en Satanás. Encuentro que hay hallazgos en algunas películas, que hay en otros muchos lugares comunes, encuentro que apenas estamos tratando de escudriñar una manera de contar nuestras cosas, pero eso es un trabajo dispendioso, largo, pero tiene que ser permanente y continuo para lograr hacer un buen cine colombiano.

¿Qué aportes cree usted que ha hecho como actriz para la evolución del cine colombiano?

La módica suma de cincuenta y tantos años trabajando en teatro, cine y televisión. En concreto al cine las primeras películas, y no solamente he trabajado en películas, también he trabajado gratis. Es decir, el aporte es absolutamente real y he puesto el vestuario, la salud, la vida, el aporte no es simbólico, es real, concreto, tangible.

¿Cómo es el diario vivir de una actriz que como usted, es tan reconocida en Colombia y que aparte tiene una familia de artistas?

Lo mismo que cualquier otra familia, con los mismos inconvenientes, triunfos, éxitos, fracasos. Igual uno va a la droguería, se compra un zapato, compra una pizza, paga el arriendo, se queja porque no hay calles transitables, porque no hay alumbrado público, porque las alcantarillas están destapadas. Quizá a veces los temas de conversación a veces se vuelven recurrentes y giran sobre lo mismo, pero nos gusta lo mismo que al resto de la gente, comer, dormir, ver cosas agradables, ver buen cine, teatro.

¿Cuál sería el mensaje que usted quiere transmitir o dejar por medio de su profesión a los jóvenes?

Cosas muy sencillas, yo creo que la vida honrada, la vida a conciencia. La gente tiene que pensar que cada uno, cada ser humano, tiene la opción de hacer las cosas o dejarlas de hacer. Cada persona tiene que tomar decisiones y no puede culpar a los demás de nada de lo que es su vida. Tener la conciencia de la responsabilidad de uno como ser humano, como ente social, como miembro de una colectividad, y tener la alegría, astucia, el coraje para pensar y defender todo lo que se piensa.

María Deisy Herrera
Agencia Q

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