10/5/11

SE CELEBRÓ LA SEMANA DE INGENIERÍA CIVIL

Un final sostenible.




El ingeniero Carlos Benavides, de la Universidad del Cauca, y los arquitectos Carlos Bedoya y Olga Yepes, del Colegio Mayor de Antioquia, fueron los encargados de cerrar, con sendas conferencias, la semana de Ingeniería Civil.

Benavides habló de la rehabilitación de pavimentos. Recordó que las vías se deterioran por efecto del tránsito y del clima, por lo cual es ideal hacerles seguimiento y mantenimiento. Luego, si el pavimento necesita una restauración superficial se puede recurrir a un refuerzo, que consiste en poner capas de pavimento para corregir condiciones como grietas o deformaciones, las cuales restan comodidad y seguridad a la hora de usar las carreteras.

Si el problema es mayor se puede recurrir a un reciclado, reutilizando parte de las capas de la estructura, o a una reconstrucción, proceso que por costos se trata de evitar, ya que reemplaza parcial o totalmente las capas de la estructura de una vía.

No obstante, el problema va más allá del seguimiento del pavimento una vez está construido. El ingeniero civil debe conocer las condiciones del terreno antes de iniciar la obra y no dejarse llevar del aspecto superficial de la vía cuando es contratado para alguna reparación. Por ejemplo, a veces el drenaje y el tipo de suelo contribuyen a un deterioro acelerado y es necesario quitar todas las capas, iniciar con una reconstrucción, si no se quiere que el trabajo superficial se dañe continuamente por los problemas de raíz.

Por su parte, Bedoya y Yepes compartieron su experiencia en la promoción de una política pública para la construcción sostenible en el Valle de Aburrá (Antioquía). La iniciativa consiste en que al momento de diseñar y edificar, los arquitectos, ingenieros y maestros de obra procuren que sus proyectos sean amables con el medio ambiente y que les permita ahorrar costos tanto a ellos como a sus usuarios.

Y al sugerir que los usuarios tengan menos egresos, Bedoya no se refería a un pago menor para quien está construyendo, sino a economizar en gastos de mantenimiento. Caso como el del aire acondicionado, que requiere revisiones periódicas y se convierte en un sobrecosto, pues “una edificación se mantendrá ventilada y con una temperatura agradable, si de acuerdo a la orientación de los vientos se perforan ventanas en sitios estratégicos”.

De este modo, el proyecto del Valle de Aburrá incluyó becas de posgrado para capacitar a 24 funcionarios públicos, trabajo de concienciación con la comunidad (incluyendo maestros de obra), cátedras abiertas de construcción sostenible, enseñanza en el uso de materiales alternos con un grado menor de contaminación, revisión y análisis del desempeño ambiental de los proyectos que presentaron los beneficiarios de las becas, elaboración de un manual de gestión socio-ambiental para obras en construcción y un documento base para la formulación de una política pública en la materia.

Así, advirtiendo que Colombia requiere proyectos conforme a los recursos naturales y las necesidades sociales, económicas y políticas de cada región, finalizó la Quinta Semana de Ingeniería Civil.

Otras temas trabajados durante la semana

El evento contó con conferencias que se destacaron, entre otras cosas, por su contenido normativo. Se habló del patrimonio del Eje Cafetero, los cambios al título C de la legislación para construcciones sismorresistentes, la descontaminación de las cuencas hidrográficas, entre otros temas.

Un sitio catalogado como patrimonio mundial adquiere el apoyo de 187 países que se han comprometido con la preservación de los lugares que tienen una importancia cultural y/o natural excepcional. La protección de aquello que hace única a una sociedad es la razón del esfuerzo por obtener el reconocimiento.

En este campo, Colombia cuenta con 10 distinciones, a las que pretende sumar la del Paisaje Cultural Cafetero postulado en 2009 ante la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura). El territorio aspirante comprende a Caldas, Risaralda, Quindío y el Norte del Valle, por lo cual es vital conservar su riqueza natural y mantener la arquitectura típica de la región, esos pueblos de bahareque que no son agresivos con el medio ambiente.

De la guadua al concreto se pasó a la exposición del ingeniero Carlos Arturo García, quien explicó un aparte de la reforma a la Ley 400 de 1997, la cual ya había sufrido modificaciones en 1998. Ahora para garantizar la calidad de las construcciones se exige hacer ensayos a los materiales que se emplean en la fabricación del concreto, realizar mínimo 15 pruebas de resistencia del concreto a los 28 días de su producción.

Por último, Gabriel Lozano Sandoval habló de los modelos hidroeconómicos para el control de la contaminación en cuencas. Según Lozano, la mezcla de agua y economía es necesaria para solucionar el problema de la calidad del líquido al menor precio posible, teniendo en cuenta que las decisiones deben ser estratégicas y que el país no cuenta con un presupuesto tan amplio como el de la Unión Europea, que en 2004 empezó a invertir en la descontaminación de sus ríos y se propuso llegar a un DBO menor o igual a 6 en el 2015.

La Demanda Biológica de Oxigeno (DBO) se usa para medir el grado de contaminación. Un índice bajo indica una contaminación menor, pero pasar de un DBO 6 a un DBO 5, por ejemplo, requiere miles de millones de pesos para acceder a la solución. Sólo el tratamiento terciario, un paso del proceso de descontaminación, puede costar aproximadamente 16.459.538.603 de pesos colombianos; una suma que el estado no se puede dar el lujo de derrochar y que, por tanto, requiere de estudios que sustenten la viabilidad de la inversión.

Jennifer Andrea López
Agencia Q

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