31/10/11

ENTREVISTA / EL PRESBÍTERO AGOSTINO ABATE OBTUVO EL CORDÓN DE LOS FUNDADORES POR SU GESTIÓN SOCIAL EN EL QUINDÍO

Abate, orgullo uniquindiano.

En el marco de las celebraciones de aniversario de la capital quindiana, el presbítero Agostino Abate, de origen italiano, fue galardonado por su gestión social en la ciudad de Armenia y el Quindío. Abate tiene 63 años, hace 33 llegó al departamento y desde entonces quiso quedarse en la tierra cafetera.

Agencia Q habló con el párroco universitario, quien además es docente de Filosofía Medieval, sicoorientador y promotor de tres fundaciones que hoy por hoy ofrecen importantes beneficios a niños, jóvenes y adultos mayores en la ciudad milagro.

¿Cómo llegó al departamento del Quindío y qué lo motivó a quedarse definitivamente?

Primero, porque para los europeos después de diez años de vivir en Suramérica les da el mal de América y no vuelven. Seguramente a mí me dio el mal de América a los diez años de estar aquí en el Quindío (risas)…

En mi casa me decían ‘cómo es posible que usted no vuelva, que se quede por allá’, entonces los invité y empezaron a venir mis hermanos y sobrinos; cuando se iban me decían ‘ahora entendemos por qué se quedó por allá’, por el don de gente, todo en el Quindío es maravilloso, el clima, el paisaje, pero sobre el trato de las personas.

¿Cuál ha sido su trayecto desde que está en el Quindío?

Mi vida siempre había sido ir a prestar servicio pastoral y social en África en las vacaciones, pero hace 33 años por una invitación muy especial de monseñor Libardo Ramírez Gómez dejé Italia, él me invitó a venir a Armenia y a los pocos meses ya estaba por acá.

Comencé mi trabajo en Pijao, allí duré 3 años; después pasé a la parroquia de la Milagrosa al sur de Armenia, fui fundador de dicha parroquia y estuve por un periodo de 6 años. Posteriormente, llegué a la parroquia de Montenegro centro y en el 90 entré a la Universidad del Quindío como sicoorientador; venía todos los días a la ‘U’ medio tiempo, hasta cuando un grupo de estudiantes de esa época hizo una gran recolecta de firmas porque querían una capilla en la Universidad, obtuvieron el lote y se construyó la capilla. Cuando se declaró como Parroquia Universitaria dejé Montenegro y desde hace 21 años estoy en la Uniquindío, 15 de ellos como párroco universitario.

¿Qué le ha aportado el trabajo universitario en todo este tiempo?

Muchísimo, porque uno vive con la realidad donde transcurre su existencia, el hecho de estar en una universidad, el cambio es continuo, cada 5 años la población cambia y todos los años uno ve personas nuevas, generaciones nuevas. El esfuerzo que uno siempre hace en la ‘U’ es buscar entender la forma de actuar y de pensar de las personas que están a mi lado, que viven conmigo en este ambiente; ir más allá de cómo pueda presentarse el joven de ahora y comprenderlo desde su punto de vista. En otro tipo de contexto tendría una forma de actuar completamente distinta, tantos años aquí me han permitido a nivel personal y espiritual una apertura absoluta a todo lo que se pueda presentar en la vida.

¿Cómo ve la posición de la juventud en relación a la iglesia católica en la actualidad?

No me preocupa si están o no están en la iglesia, si creen o no creen, lo que me preocupa es el ser humano, esta época precisa que los jóvenes de hoy no quieren maestros, quieren testigos.

Yo siempre he pensado desde el comienzo que la presencia de la iglesia en la universidad debe ser una presencia silenciosa porque en la ‘U’ no tiene que predominar una parroquia sino una biblioteca, ahí está el saber. Además, nunca hay que trabajar para hacer proselitismo, todo tipo de trabajo en lo social tiene que ser por el bien del hombre y desinteresado, cuando hay intereses de cualquier tipo eso ya es una gran equivocación. Entonces no importa la posición de los muchachos, es una etapa de la vida donde no se acepta ningún tipo de autoridad, ni civil, ni religiosa, ni paternal incluso; pero yo pienso que en el futuro cuando les hablen de parroquia a las personas que han pasado por aquí, ellos recordarán que en la Universidad del Quindío hubo una parroquia que estuvo a su lado en ese camino, eso para mí es suficiente.

¿Cómo recibió el reconocimiento del Cordón de los Fundadores que le entregó el alcalde de Armenia Gilberto López?

Sinceramente yo estoy extrañado, en el sentido de que, no veo que haya hecho cosas tan especiales para que me pongan de ejemplo, después de que me llamó el alcalde y me dijo eso, yo dije, ‘pero yo por qué, qué hice’. Para mí todo eso es innato, es mi vida.

Precisamente ese día cuando me pidieron que dijera algunas palabras se me vinieron a la mente dos frases del Evangelio, afortunadamente la una redime la otra: ‘no sepa tu mano derecha lo que hace tu izquierda’, pero después, inmediatamente pensé otra frase que me dio un poco de respiro ‘no se prende una vela para ponerla debajo de la mesa, sino sobre la mesa para que alumbre y vea las obras buenas que se hacen y glorifiquen al padre que está en los cielos’, entonces, me salva esta segunda frase. Igualmente esa condecoración me abre puertas para poder ayudar mejor a mis semejantes, así que bienvenida sea esa condecoración, de ese modo encontré la paz. Además uno nunca hace las cosas sólo, siempre hay personas alrededor donando su tiempo y su talento, hay un equipo, por eso el reconocimiento es de todos.

¿Cuál ha sido su gestión social en la ciudad de Armenia?

Quiero resaltar tres proyectos muy importantes y especiales para mí, primero, la Fundación Providencia 2000 que presta un servicio a los estudiantes de la ‘U’ que por su condición económica hacen parte de la población más vulnerable, el servicio consiste en brindar almuerzos subsidiados durante los primeros periodos académicos para reducir los índices de deserción. Cuando se creó la Fundación ayudábamos a 17 estudiantes, actualmente tenemos 441 subsidiados. Igualmente, la Fundación gestiona el apadrinamiento de estudiantes a nivel regional, nacional e internacional.

Otro es la Fundación Huahuakuna, que dedica su labor al trabajo con niños del departamento en alto riesgo de vulnerabilidad, nosotros gestionamos el apadrinamiento de estos niños que consiste en brindar apoyo en educación, salud, vestido, calzado, actividades de esparcimiento, complementos alimenticios, educación no formal e implementos de aseo.

Y la Fundación Geros, que es una institución sin ánimo de lucro que brinda atención integral a los adultos mayores que presentan problemáticas psicosociales y de salud, nuestros abuelitos acceden a recreación, educación, salud, alimentación y vestuario.

El próximo 2 de noviembre se realizará el Quinto Banquete del Amor, pro Geros, en el Bolo Club. Actualmente los abuelitos viven en una casa alquilada, con muchas actividades logramos comprar una casa en el barrio Las Palmas, ahora hay que hacer muchas obras de adecuación, por eso estamos realizando este banquete de solidaridad, una comida simbólica del pan y del vino, como siempre.

Es importante que las personas que puedan, que tengan la generosidad y la posibilidad económica participen en el banquete, porque queremos pasar a los abuelitos a un hogar más digno y humano lo más pronto posible, entonces agradecería a estas personas que se acerquen al despacho parroquial en horas de la tarde y adquieren las boletas.

Sharon Hernández
Agencia Q

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