8/6/12

UN ATENTADO A LA VIOLENCIA


Por más de un siglo, Colombia se ha visto afectada por las constantes guerras que han marcado la historia causando la dilatación esquiva de la paz. Un mundo sumido en el miedo, la intranquilidad y la indiferencia estatal son las secuelas que han dejado los actos delictivos como el robo, homicidio, violación  y tenencia de armas.  

Es por esto, que una voz de mando y liderazgo ha propuesto potenciar el respeto por la vida y la dignidad humana. Juan Diego Restrepo Restrepo, director de la Corporación ‘Jerusalén’ de Medellín y miembro activo del ‘Movimiento por la Noviolencia’, en un acto de conciencia ciudadana, ha decido “tomar el toro por los cuernos” y arrancar de raíz esta problemática.

Buscar generar procesos de mediación en el país que se ajusten a la trasformación de la realidad y promover la no violencia desde principios y valores, defendiendo los derechos humanos, es el objetivo que Restrepo se traza para formar un mundo solidario y no violento.

Por más de una década Restrepo hizo parte de la guerra en la capital antioqueña,  pero con el transcurso de los años la vida misma le ha permitido tomar conciencia y así hablar desde su experiencia a los jóvenes uniquindianos.

“Yo participé de la guerra en Medellín, creía que la vida no valía nada. Hubo un momento en el que perdí el sentido de la vida y empecé a verla de manera intensa, pero una experiencia muy cercana a la muerte hizo que abriera los ojos y empezara a ver el mundo desde distintos panoramas”.

Hoy, después de 8 años, es un ejemplo de vida. Día tras día sigue aferrado a la esperanza y a la firma convicción de que un mundo sin guerra es un mundo de paz.

Restrepo, junto a Rubén Darío Pardo, docente del programa de Trabajo Social, fueron los impulsores de experiencias mediante charlas en las asignaturas de Problemas colombianos, Noviolencia y resolución de conflictos.

 “Luego de vivir unos días en esta ciudad me voy contento, porque la acogida que me dieron aquí fue única, la calma y el respeto de los habitantes hace que se respire un potencial humano de calidad”, añadió.

La no violencia como estilo de vida es entonces la mejor alternativa para cambiar el mundo, por eso la mejor guerra es la espiritual; la guerra constante por creer, crecer y poder aportarle a la sociedad.

María Fernanda Ramírez Tejada
Agencia Q




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