Durante
un semestre académico, los pequeños embajadores de las competencias y saberes
matemáticos fueron líderes de un proceso que hoy dice ¡hasta pronto!
El
club de las Matemáticas cerró un capítulo más en su historia. El libro empezó a
escribirse hace más de 6 años cuando la facultad de Educación, junto al programa
de Matemáticas, evidenció la necesidad de potenciar en los estudiantes de
educación básica secundaria y media de algunas instituciones oficiales de
Armenia, el desarrollo de competencias en esta área disciplinar.
Fue
así como nació el Club que el pasado viernes se despidió, con la certeza de ser
un hasta pronto porque la historia no termina aquí. Para fortuna de muchos
niños y niñas, cada semestre académico la historia se reinicia y comienza otro
cuento con inicio, nudo y desenlace que le apunta a la proyección social,
creando así, un vínculo directo y privilegiado entre la Uniquindío y la comunidad.
El
principal objetivo de este proyecto es tratar a los niños desde lo que Lev
Vygotski, psicólogo ruso y destacado teórico de la psicología del
desarrollo, llama la zona de desarrollo
próximo; entender qué tanto sabe el estudiante y cuál es su potencial real,
para sacarlo de esa zona y llevarlo hasta la frontera.
Es
por esta razón que los estudiantes que asisten al Club de Matemáticas tienen la
oportunidad de mostrar y desarrollar sus habilidades y gusto por las
matemáticas.
En
palabras de la docente y coordinadora del Club, Graciela Warner, los mejores candidatos
son aquellos que tienen la constancia, disciplina y motivación.
“El
trabajo realizado con los estudiantes está orientado a la capacidad para
aplicar los conceptos aprendidos en la resolución de problemas dentro de las
matemáticas y otras materias. Y a la capacidad de razonamiento y análisis de
los pequeños”, aseguró Graciela.
Los
protagonistas partieron motivados y agradecidos. “Para mí fue una experiencia
muy buena porque aprendí cosas que no sabía, por ejemplo las ecuaciones no me
las habían enseñado en la escuela, por eso me gustan las matemáticas, porque
son buenas y las podemos aplicar en todas las áreas”, dijo Mariana García
Rueda, estudiante de 10 años de edad.
Este
semestre fueron 12 los niños que aprendieron, disfrutaron y crecieron en el
maravilloso mundo de las matemáticas. Por ahora la invitación queda abierta
para que en el próximo capítulo sean más los niños que se integren y participen.
María
Fernanda Ramírez Tejada
Agencia
Q
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