15/3/13

Rocoso ascenso a la conectividad del país

Un sueño: mejorar la conectividad del centro de Colombia con Buenaventura, el principal puerto del Pacífico.

Desde 1930 este anhelo quiso tomar vuelo y con el mega proyecto túnel de la Línea y doble calzada Calarcá–Cajamarca empezó a materializarse. Ya van 9 años de construcción y lo que en su momento fue el reflejo de progreso y estabilidad económica, poco a poco se ha convertido en una carga.

Una mega obra demanda mega consecuencias, pero el impacto ambiental producido por las obras del túnel sobrepasó los límites de la paciencia de los habitantes del Quindío que se niegan a soportar más daños ecológicos.

La construcción del túnel piloto inició el 30 de septiembre de 2004, pero fue el miércoles 27 de abril del 2005 que se dio la primera explosión en el Quindío, dándole rayos de luz a la obra. Conlínea trabajó 44 meses para unir las excavaciones de ambos lados (Quindío y Tolima).

El 2 de agosto de 2008 se removió la última piedra de un proyecto que se realizó con el objetivo proveer información de valores geotécnicos, geológicos e hidrogeológicos, para así ahorrar costos y optimizar las obras del túnel principal. También se buscó lograr un predrenaje del macizo rocoso.

Los permisos de vertimientos y las licencias ambientales de la obra estuvieron al día, pero la comunidad calarqueña empezó a notar contaminación en su ambiente mientras los entes de control guardaban silencio.

En el 2009 el Consorcio Unión Temporal Segundo Centenario tomó las riendas del proyecto ‘Cruce de la cordillera central: túneles del II centenario - túnel de la línea y segunda calzada Calarcá – Cajamarca’.

Las excavaciones comenzaron en septiembre del mismo año con un contrato aprobado por 629.052´989.746 millones para estudios y diseños, gestión social, predial y ambiental, construcción y operación del proyecto.

Nuevamente las licencias ambientales estaban en regla, según la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) y el Ministerio de Ambiente. También los permisos de vertimientos, de ocupación de causes y de aprovechamiento forestal aprobados por la Corporación Autónoma Regional del Quindío (CRQ).

Permisos al día, pero continuaron las denuncias por contaminación del medio ambiente. El 25 de noviembre de 2010 el consorcio recibió la primera suspensión por parte de la CRQ mediante las resoluciones 1673 y 1685.

A mediados del 2012 fue nuevamente suspendido (resoluciones 238 y 239) por la Corporación.  A finales del mismo año las obras fueron frenadas por concepto de ANLA.

El problema del consorcio no fue exclusivamente las trabas en las excavaciones, sino la caída de su imagen. De salvadores de la economía pasó a ser tratado como un visitante no grato por destruir una naturaleza envidiable.

Del cielo al purgatorio

El mega proyecto se estaba convirtiendo en un infierno para muchos. Los campesinos de la zona empezaron a ver sus terrenos desabastecidos de agua. “¿Qué es una finca sin agua?”, reflexionó un campesino al que no le alcanza la memoria para recordar los años que lleva en el campo.

“La CRQ da los permisos y son los encargados de hacerle todo el control y seguimientos a que se esté cumpliendo todos los planes de manejo”, afirmó Mauricio Ocampo, comunicador social vinculado al área de comunicaciones de la CRQ.

La defensora del pueblo, Piedad Correal Rubiano, ha estado al frente de los procesos que buscan amparar a los campesinos de la zona que se han visto afectados.

Calarcá es la ciudad más afectada. “Como empresa somos beneficiados por contar con 4 fuentes de abastecimiento”, dice Luz Marina Arbeláez, jefe de planeación y desarrollo de multipropósito de Calarcá (EMCA), aunque este beneficio se vio decaído cuando tuvo que abstenerse de captar agua de la quebrada el Salado, en febrero de 2005, debido a daños ocasionados por las obras del mega proyecto.

Más oscuro se puso el horizonte cuando también se tuvo que omitir la captación de la quebrada San Rafael por contaminación, producto de los vertimientos mal tratados en la obra. “Mal manejo de aguas lluvias o mal manejo de sus residuos industriales, movimientos de tierra, son los que han afectado el agua”, dijo Arbeláez.

EMCA buscó apoyo en la CRQ. El mega proyecto se convertía en un gigante inconsciente y devastador del paisaje natural.

“El túnel de la Línea es un mega proyecto y no se puede ir en contra porque aporta al crecimiento no solo regional sino nacional. No podemos ser ajenos a esta construcción, lo que se pide es que se realice con responsabilidad ambiental”, concluyó Arbeláez.

Para algunos expertos las contrataciones no son las correctas. “Hay obras que demandan profesionales preparados, no empíricos necesitados de trabajo, pero el consorcio ha tomado la decisión de omitir lo ideal y trabajar con lo que le demande menores costos y que aparentemente le brinde una imagen social positiva”, afirmó un experto que pidió guardar su identidad por cuestiones laborales.

Siendo una obra de alto riesgo su personal debe estar preparado para hacerle frente a cualquier imprevisto, pero la obra ya cuenta con dos muertos y varios heridos.

El obrero Jhon Jairo Marín Vanegas, de 25 años de edad, falleció el 24 de agosto de 2011 por un derrumbe. E técnico electricista Andrés de Jesús Mira Velásquez, de 37 años de edad, murió el 5 de marzo de 2012, producto de un trágico accidente en el lugar de las obras. El técnico viajaba en una grúa y se cayó; el automotor le pasó por encima. Sobre ambas muertes no hay mucha claridad.

Una mirada más amable

Mauricio Benavides, ingeniero forestal de la Unión Temporal Segundo Centenario, muestra otra cara de la obra. Sus informes dejan claro el buen manejo forestal; ya son 1.145 hectáreas sembradas por compensación.

La demanda del ANLA a la organización es una compensación de 460,65 hectáreas por la realización de la obra, el equivalente a 580.000 árboles. La dificultad se hace notoria cuando se percatan que en Quindío y Tolima es muy difícil conseguir áreas reforestables.

La CRQ aprobó 32 permisos de aprovechamiento forestal, siempre y cuando exista una compensación de diez árboles sembrados por cada árbol talado. Surge la contradicción cuando Mauricio Ocampo, integrante del grupo de comunicaciones de la CRQ, afirma que la compensación es solo 2x1. La regla de compensación es una incógnita.

Lo que sí está claro es la que la CRQ autorizó la tala de 9.000 árboles para la realización de la obra, de los cuales el consorcio ha talado 3.900 y sembrado 43.800 para compensar, el equivalente a 40 hectáreas, pagando así la cláusula de compensación.

Por su parte, Cortolima es más flexible en la compensación al exigir la siembra de tres a cinco árboles por cada ejemplar talado, teniendo en cuenta la falta de terrenos para reforestación en el Tolima.

El consorcio Unión Temporal Segundo Centenario, por voluntad propia y con miras en mitigar su impacto ambiental, decidió incluir en su compensación forestal 40 especies nativas de bosque protector, cuando la licencia habla de 15 a 20 especies.

Según directivos del consorcio, el proceso no termina en la siembra de estas especies, sino que se hace un acompañamiento por tres años, garantizando así el éxito de la compensación. De ser así, la organización va un paso más adelante, ya que el ANLA exige solo seis meses de acompañamiento. CRQ y Cortolima piden dos años, con visitas y revisiones cada tres meses.

Además, la Unión Temporal alega que su propósito es rescatar 1.000 especies vedadas, entre ellas: Palma de cera, cedros y robles.

A pesar de los logros, el consorcio recibe críticas constantes por el impacto en las fuentes hídricas.

Más aliados, menos detractores para el ambiente

La Alcaldía de Calarcá, en su momento encabezada por Juan Carlos Giraldo Romero, estuvo pendiente de los problemas ambientales y, en conjunto con la CRQ, gestionó grandes proyectos de reforestación que no estaban contemplados en los planes de compensación, entre ellos en las áreas de Navarco y Santo Domingo, aprobados por un monto aproximado de 4.000 millones de pesos.

 “El propósito central es mitigar el daño ambiental de la obra en los cinco afluentes del acueducto de Calarcá”, afirmó Giraldo Romero, quien dijo que también ha gestionado el apoyo de la Gobernación del Quindío, EMCA y la Defensoría del Pueblo. Los adelantos son socializados en boletines de prensa, página web oficial, la emisora de interés público Ecos del cacique y espacios televisivos.

Además, se interpuso una acción popular que pretende defender el derecho fundamental al agua que tienen los calarqueños. Aunque el juez falló a su favor, la Unión Temporal Segundo Centenario apeló la sentencia argumentando que la quebrada la Gata, afluente del Salado, principal afectada, no poseía un caudal considerable cuando se iniciaron las obras, pero que al final de la obra se le aportarán cerca de 140 litros de agua limpia al día, producto de los filtros laterales, tipo francés, planeados en el túnel.

La raíz del problema

Los daños generados son innegables, así como el proceso de reforestación. La Unión Temporal Segundo Centenario aún duda si las acusaciones interpuestas ante ellos son fundamentadas en fines sociales y ambientales, o son pinceladas de tinte político y económico.

Juan David Gómez, residente ambiental y encargado de gestión ambiental de la Unión Temporal Segundo Centenario, afirma que la sanción que se les hizo en 2012 fue injustificada, puesto que solo meses atrás la misma entidad (CRQ) les había otorgado de nuevo el permiso de vertimientos que tiene una validez por cinco años.

“Sus peticiones son algo absurdas, puesto que una de ellas solicita reducir la cantidad de agua vertida por segundo a menos de 100 litros, cuando la obra demanda 140 a 160 litros por segundo y es una situación incontrolable”.

Gómez agrega que las entidades de control y los medios de comunicación olvidan clarificar que solo el 20% es lo que se está vertiendo de la obra en la quebrada, al mismo tiempo que la remoción de los desechos está en un 97%, gracias a los tres tanques que tienen en funcionamiento y a la bomba de lodos que permite realizar mantenimiento a los tanques sin sacarlos de funcionamiento.

“Además la infraestructura que posee Multipropósito de Calarcá no es la adecuada para el manejo de aguas turbias, ya que tiene 30 años sin renovación”.

Raúl Castro,  trabajador de la Unión Temporal, afirma que la empresa cumple con las mitigaciones exigidas y capacitaciones a las comunidades aledañas,  “puesto que la principal preocupación de la empresa es la integridad humana, no solo de sus trabajadores sino también de las personas que puedan verse afectadas”.

Por otra parte está la generación de 437 empleos directos en el proyecto, principalmente cubiertos por quindianos. El impacto laboral en el Tolima no es el deseado, pero esto se debe a la poca participación en las convocatorias.


Personal quindiano: 241 trabajadores
Personal foráneo: 131 trabajadores
Personal del Tolima: 65 trabajadores

Se ve luz al final del túnel

La Unión Temporal Segundo Centenario afirma que solo le faltan  1.100 metros  para terminar el túnel, pero su preocupación apunta a las constantes sanciones que impiden avanzar.

Agregan los directivos que si las entidades permiten el curso normal de las obras, más pronto que tarde la compensación a los daños ecológicos se harán notables, “ya que ha quedado demostrado con la última sanción que el daño a los afluentes hídricos es reversible a corto plazo”.

Se espera que la obra sea entregada entre 2013 y 2014. Ese día se podrá hacer el balance final de un túnel que tuvo que luchar con algo más que piedra y cordillera.

Yveen Morales
Agencia Q

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