19/10/10

Conversatorio histórico


Con la presentación del evento y una breve biografía de los participantes se inició el conversatorio sobre la historia de la Universidad del Quindío. Otto Morales, único fundador vivo de la institución; Edgar López, ex docente de topografía, y Jacobo Arana, ex docente de matemáticas, fueron los protagonistas junto con el moderador Miguel Ángel Rojas, profesor del programa de Comunicación Social y autor del libro de los cincuenta años de la Universidad.

En años pasados, las personas que vivían en el departamento debían irse a otras ciudades si querían cursar una carrera universitaria. En 1950, el colegio Rufino José Cuervo da el paso de graduar bachilleres. Dos años más tarde Mauricio Giraldo empieza a hablar, bajo el seudónimo de ‘Magia’, sobre la necesidad de fundar una institución de educación superior en el Quindío, pues no todos los egresados del colegio contaban con recursos para hacer un pregrado en otro municipio.

A principios de la década de los sesenta, se sumaría el visto bueno del presidente Alberto Lleras Camargo a la causa de las universidades regionales para la integración del país, según Morales, que en ese tiempo era ministro de agricultura. Morales, con el dinero que no se estaba invirtiendo (debido a que algunos proyectos ya habían culminado y otros no se iban a llevar a cabo por un fallo de alianzas con Estados Unidos) le presentó al presidente un presupuesto destinado para tal fin.

López añadió que otro impulso fue “la necesidad de medir siete millones de hectáreas con miras a la reforma agraria”. Arana opinó que la educación le sirvió y le sirve tanto a la región como al país en el proceso de desarrollo y superación de la violencia.

El conversatorio siguió así hasta que Miguel Ángel preguntó sobre el ‘chisme’ que habla que en “el año de 1958 Otto se opuso a un congresista que presentó el proyecto de creación del departamento del Quindío, el cual hacia parte de Caldas, y tomó como bandera la fundación de la Universidad, al ver la oportunidad de resarcir un poco ese daño”.

Morales contestó: “No es chisme, es una verdad histórica. Me opuse porque la división fue un propósito audaz de Antioquia, Cundinamarca y Valle. Implicó desaparecer como administradores del proceso cafetero, desaparecer del Banco de la República y que la representación de dos o tres ministros también desapareciera. Nos querían debilitar porque el Gran Caldas era el primer productor de café en el país, dividiéndolo perdió audiencia económica y política. Esas son las razones por las cuales me opuse a una segmentación que no nos ha favorecido ni a Quindío, ni a Risaralda ni a Caldas”.

“El chisme es que al dirigirle toda su voluntad política a la creación de la universidad ¿Usted trato de resarcir ese daño?”, continuó el moderador Miguel Ángel Rojas. “Esa es una apreciación mezquina, en el momento de la creación de la Universidad del Quindío no se había dividido el gran caldas. No enseñe a la gente a usar la mentira para desacreditar, por eso estamos como estamos. A mi me respeta, si no me quieren yo me voy (Y se paro del asiento)”.

Ante tal reacción, el público clamó al unisonó que no quería que se marchara y Rojas exclamó “me disculpo si lo ofendí”, explicando que su intención era hablar sobre las diferentes versiones que surgen a lo largo del tiempo para aclararlas. Los ánimos se calmaron brindándole la palabra al público, que igualmente ofreció disculpas e hizo intervenciones menos polémicas.

Otro tema que se tocó en el conversatorio fue el del servicio social y público que deben prestar las universidades, el cual está en peligro por la presión del neoliberalismo por verla como un mercado. Por eso se le pidió a Morales una opinión sobre lo que hay que corregir para seguir avanzando en la educación: “no hay que corregir, hay que trabajar y estudiar”, aludiendo a las palabras que enunciaron algunos estudiantes sobre su responsabilidad social de vigilar los procesos en la lucha por los derechos.

Jennifer Andrea López
Agencia Q

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